Llego a pensar que el planteamiento de un gobierno ciudadano de nuestra Presidenta está lleno de sentido y de futuro.
El fenómeno de la democracia en la historia humana está internalizado y ya no será olvidado, pero ya no es suficiente, surge el ciudadano que exige mayor participación.
Nuestros políticos deberían, en la medida del alcance de su propio entendimiento e influencias, asumir al ciudadano tal como es, no manipularlo y no como sueñan que debería ser.
Entender tal como somos, los ciudadanos, significa que el político debe entender de que manera a través de su acción y en forma injustamente coercitiva, traiciona permanentemente sus propias creencias, teniendo además a la mano al gobierno y al estado como instrumento de poder.
Atenta el político y de esta manera en forma contumaz conta el ciudadano, generando conductas hacia la indiganción, y cuando pierde el control, percibe nefastas consecuecias y se desespera.
Como ciudadanos deberíamos hacer algo más que indignarnos y protestar.
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