jueves, octubre 12, 2006

Qué estamos pensando o deberíamos pensar

Nos enfrentamos a un nuevo Siglo, como él de la post modernidad, u otra taxonomía, dependiendo del autor, novedad o moda. Si hay algo que identifica este nuevo siglo o milenio es lo siguiente:

El umbral de este nuevo siglo atrapa nuestra imaginación. Este corte del calendario, construido por una historia providencial y cuyo punto cero es el nacimiento de Cristo, significó, para nuestro mundo occidental, una interrupción en la historia universal.

No es nada trivial definir el estado actual de la humanidad, pero se pueden señalar algunas pistas, caminos o ciertos rasgos.
Las tendencias[i] de larga duración y que datan desde los albores del Renacimiento son las siguientes:

  1. El desarrollo demográfico
  2. Los cambios en el mundo del trabajo
  3. El progreso científico y técnico

Desde principios del siglo XIX comenzó en Europa un crecimiento vertiginoso de la población como consecuencia directa del progreso de la medicina. Desde mediados del siglo XX, este desarrollo demográfico – que mientras tanto se ha detenido en las sociedades desarrolladas, incluyendo Chile – ha continuado en el Tercer Mundo de manera explosiva. Los expertos no cuentan con un equilibrio antes de 2030, con una población de 10.000 millones de seres humanos.

Sin embargo, desde la mitad del siglo pasado, la presencia de miles de cuerpos reunidos y aprisionados en una marcha constante se ha transformado en la inclusión simbólica de la conciencia de muchos individuos en las redes de comunicación cada vez más amplias y envolventes.

Las masas concentradas se convierten en el público disperso de los medios de comunicación masivos. Las corrientes físicas de tráfico van en aumento; las redes electrónicas[ii] y sus puertos o conexiones individuales han transformado en un anacronismo a las masas reunidas en las calles y las plazas.

Quedan como resabio los espectáculos deportivos, mega eventos de entretención y uno que otro movimiento liberalizador en países en tránsito hacia la democracia.
Coexiste con este movimiento liberalizador, una fase de “agotamiento moral”[iii] dentro de las democracias liberales más antiguas, como también entre los pueblos, lo cual es una amenaza elemental para la paz.

De igual modo se han llevado a cabo cambios en el mundo del trabajo[iv], en largos ritmos que transponen el umbral de este nuevo siglo, siendo el motor de este desarrollo la introducción y perfeccionamiento de los métodos de producción, con el consiguiente aumento de la productividad.

La modernización de la economía ha seguido la misma secuencia a partir de la revolución industrial en la Inglaterra del siglo XVIII.

La masa de la población trabajadora, que desde hace siglos laboraba en el campo, se desplaza primero al sector secundario, la industria productora de bienes, luego el sector terciario, el del comercio, el transporte y los servicios.

Mientras tanto, las sociedades post – industriales han desplegado un cuarto sector, el del conocimiento[v] que denomina muchas actividades y sectores.

Todo esto se debe, sin duda, a una “revolución en el sistema educativo” que no solo suprime el analfabetismo, sino que lleva también a una drástica ampliación de los sectores de la industria, servicios y del conocimiento, acompañado de la pérdida de su carácter elitista de la educación superior, que no hace poco eran centros de rebelión y del descontento político.


La decadencia del campesinado ha transformado de raíz tradicional del campo con la ciudad. Más del 40% de la población mundial vive hoy en las ciudades. Este proceso de metropolización destruye la ciudad misma, esa forma urbana que se originó en la antigua Europa.

Las grandes megalópolis desbordadas han destruido para siempre las dimensiones comunes de la “ciudad” y que nos dan la idea de una realidad que no entendemos y cuyos conceptos nos faltan.

Los éxitos de la ciencia y la tecnología[vi], como el dominio de la energía atómica y los viajes al espacio, como el descubrimiento del código genético y la introducción de tecnologías genéticas en la agricultura y la medicina, transforman nuestra conciencia del riesgo[vii], nuestra misma conciencia moral. Aún cuando nuestra intervención en la estructura misma de la materia sea más profunda que antes y nuestros avances en el cosmos más insólitos que nunca, no ha cambiado tampoco el modo del dominio técnico, la decodificación de los procesos naturales.

La vida diaria saturada de tecnología exige de nosotros, los legos, un trato trivial con aparatos, sistemas que no entendemos y confianza en su funcionamiento. A pesar de las reacciones de pánico ante el anuncio de desperfectos y peligros de estas técnicas y aparatos, apenas se ha visto amenazada, en algunos momentos por las dudas que nutren los medios de comunicación acerca de la confiabilidad del conocimiento de los expertos y de la gran tecnología, pero la creciente conciencia del riesgo no perturba la rutina diaria.

Por otra parte, las distancias espacio-tiempo desaparecen sin dejar huella y todavía no podemos apreciar las consecuencias intelectuales de Internet, que se opone de modo más decisivo a las costumbres de nuestra vida diaria, que un nuevo aparato electrodoméstico.

Entre los historiadores que todavía están dispuestos a penar en grandes unidades existe hoy un consenso: al “largo siglo” XIX (1789-1914) le ha sucedido un “breve siglo” XX (1914-1989).

Sólo Estados Unidos ha salido fortalecido de ambas guerras mundiales y del derrumbe soviético y de la ideología marxista en términos económicos, políticos y culturales; más aún, es la única superpotencia.

La violencia, la barbarie y el terrorismo siguen siendo los signos de nuestros tiempos – que se dejan atrapar por el horror de las imágenes – tienen algún reverso.

Este reverso está en la innovación cultural: la revolución en las artes plásticas, la arquitectura y la música.

Los antiguos problemas de la paz, de la seguridad internacional, de las desigualdades económicas así como el peligro de los desequilibrios ecológicos siguen siendo de naturaleza global como también una visión de que el mercado es el mejor regulador de cualquier política, o dicho de otro modo, por una parte el estado puede favorecer medidas para estimular el crecimiento y por la otra, promover al mismo tiempo la dinámica económica y asegurar la integridad social.

Sin embargo, como contrapunto surge un aumento del desempleo ( no en todos los países), reducción de las subvenciones, el mejoramiento de las condiciones de inversión, políticas monetarias y fiscales antiinflacionarios, así como la reducción de los impuestos directos, la privatización de empresas estatales y otras medidas semejantes.

Los indicadores revelan de modo inequívoco un aumento de la pobreza, de la inseguridad social, de desigualdades en la distribución del ingreso, el abismo aumenta cada día más. Con el aumento de los excluidos – desempleados[viii], entre ellos los cesantes mayores de 50 años, de la educación continua, de las subvenciones estatales, del mercado de la vivienda – surgen las subclases, que pasan a ser excluidos del resto de la sociedad y que ya no pueden dominar por sí mismos su propia condición social. Sin embargo, la ausencia de solidaridad destruye a la larga toda cultura política liberal, cuyo proyecto es imprescindible para la sociedad democrática.

Los neoliberales que reconocen y aceptan una gran cantidad de desigualdades sociales, y que están convencidos de la justicia inherente de los mercados financieros internacionales, evalúan esta situación de modo diferente a las personas que todavía defienden los principios de la “socialdemocracia”, por que saben que los derechos sociales son sino una suerte de “faja” de la ciudadanía democrática.

Pero ambas partes, describen el dilema de modo muy semejante: y sus diagnósticos terminan en un hecho: los regímenes nacionales han entrado en una aventura en la que nadie gana nada, una aventura donde las inevitables metas económicas se obtienen sólo a expensas de los fines políticos y sociales.

En el marco de la globalización de la economía, los estados nacionales sólo pueden mejorar su capacidad de competencia internacional de acuerdo a su cultura[ix] y si limitan su poder estatal de “configurar” los sectores sociales. Todo esto justifica las “políticas de des - incorporación” que dañan seriamente la cohesión social y someten a una dura prueba la estabilidad democrática de la sociedad.

Ralph Dahrendorf[x]llama a este dilema “la cuadratura del círculo” en que se trata unir tres cosas sin conflicto: conservar y fortalecer la capacidad de competencia en el viento huracanado de la economía internacional; no sacrificar la cohesión social ni la solidaridad; y llevarlas a cabo bajo las condiciones y en las instituciones de una sociedad libre.

[i]Habermas, J. (1998), Nuestro Breve Siglo, Artes y Letras Diario el Mercurio.

[ii]Escenario de “tera” billones de operaciones por segundo, transmisión de datos a velocidades de billones de bits por segundo, integración de computación, telecomunicaciones,y con un conocimiento acumulado accesible para algunos en cualquier parte en un tiempo razonable.

[iii]Von Weizäcker, R. (1993); Laudatio auf Friedrich Schorlemmer, Friedenspreis de Deutschen Buchhandels.

[iv]Maturana, H. ; Según Maturana las relaciones de trabajo son acuerdos de producción en que lo central es el producto, no los seres humanos que la producen, es decir, “la conducta apropiada” debe contribuir a incrementar el desempeño global del sistema productivo, siendo la obligación la emoción básica que funda las actividades del trabajo. Esta relación de trabajo involucra que es legítimo prescindir de personas que no se desempeñan según los estándares exigidos. El fenómeno de trabajar se experimenta nítidamente al iniciar o finalizar una jornada laboral.

[v]Probst, G. y otros (2001); Administre el conocimiento, Prentice Hall. En la actualidad, el entorno del conocimiento es mucho más complejo en su estructura que el de hace unos siglos; hay tres tendencias cuya relación es muy estrecha: la rapidez explosiva con que crece el conocimiento, el grado en que se ha fragmentado y su creciente globalización. Incluye bancos, administración pública, empresas de alta tecnología y organizaciones en general que dependen de la afluencia de nuevas informaciones, de la investigación y avances en la tecnología.

[vi]Die Technik, so Heidegger, fordert die Natur heraus. Sie stellt die Natur. Ein wesentliches Charakteristikum der modernen Technik sei das Stellen im Sinn der Herausforderung. Das Herausfordern sei ebenfalls eine Weise des Entbergens.

Mit "entbergen" ist gemeint: etwas hervorbringen oder etwas zum Vorschein bringen

Durch das herausfordernde Stellen entstehe etwas, das Bestand hat. Dies sei dann kein Gegen-Stand mehr (steht dem Menschen nicht mehr entgegen).

La técnica, según Heiddeger, provoca a la naturaleza, la emplaza. Una característica esencial de la técnica moderna es el emplazamiento en el sentido de la provocación. Por provocar se entiende también desocultar o traer algo a la mano, hacerlo visible.

A través del emplazamiento provocativo se crea algo que está disponible, que ya no es una cosa que se opone al hombre, y en ese caso Heiddeger habla de Gestell (Artefacto).Moderne Technik als das Gestell. Wenn der Mensch etwas zu Entbergendes stellt/herausfordert, damit es Bestand hat, dann spricht Heidegger vom Gestell.

Cuando el Hombre emplaza/provoca algo a develar o desocultar para que esté disponible a la mano, entonces Heiddeger habla de un artefacto.

[vii]Luhmann, N.(1995); Glosario sobre la Teoría Social de Niklas Luhmann,Universidad Iberoamericana : Las decisiones que se toman en el presente condicionan lo que acontecerá en el futuro, aunque no se sabe de que modo.

En otras palabras quien en el presente no se puede proteger con seguridad de eventuales daños futuros, pudiendo ser éstos como consecuencia, entre otras, de un comportamiento determinado. De esta manera, el riesgo está caracterizado por el hecho de que, no obstante la posibilidad de consecuencias negativas, conviene, de cualquier modo, decidir mejor de una manera que de otra. Por lo tanto, el riesgo depende de la atribución de daños (posibles o efectivamente decididos) debido a una resolución que se toma.

Surge también la pregunta que es lo que significa peligro, al respecto Luhmann propone como definición de peligro la posibilidad de daño digna de atención y se habla de riesgo sólo en el caso en el que el daño se hace posible como consecuencia de una decisión tomada y que no puede acontecer dicho daño sin que hubiera mediado tal decisión.

La decisión teórica de distinguir el riesgo del peligro se torna irrelevante si no se hace referencia a la idea de seguridad, y con esto la seguridad se convierte en un concepto decisivo: no se puede tener seguridad frente a daños futuros. El mismo intento de evitar los riesgos (por ejemplo conducir a baja velocidad) se puede volverse riesgoso (porque se arribó tarde, o porque se pudo hacer otra cosa, o porque se terminó siendo embestido por otro). Por consiguiente, la oportunidad puede convertirse en daño y ésta es una carga que está presente en toda decisión.

El concepto de riesgo se puede generalizar en el sentido que toda decisión y todo comportamiento puede resultar riesgoso - o al revés, no existe comportamiento seguro, en el sentido de que se encuentre exento de riesgos. El riesgo depende solamente del modo de conservación.

Es así como ninguna argumentación racional puede convencer a la persona afectada: por ejemplo, de convencer a aquellos que habitan en una zona respecto a la construcción de una central nuclear y de aceptar el riesgo derivado de esa decisión aunque se tenga conciencia de que una catástrofe es estadísticamente improbable.

La ineficacia de la explicación racional remite a otra característica del riesgo: el adquirir más información no conduce a una disminución del riesgo, sino por el contrario, conduce a su aumento debido a que se ponen en juego más factores.

[viii]Jocelyn-Holt, A. (2004);Historia General de Chile, Los Césares Perdidos, Editorial Sudamericana. El desempleado es una especia de náufrago y su condición es a raíz de un naufragio; perdido, lejos de todo, sobrevive apenas con lo puesto, brillan como tesoros los fragmentos de la vida perdida, la vida anterior al naufragio. Para el es imperativo recuperar el hilo conductor entre pasado, presente y futuro, es decir, la certidumbre de que existe un contínuo y que se le puede recomponer, toma lo poco que tiene, los fragmentos, los recuerdos, las antiguas esperanzas y, a partir de estos restos, inventa, a falta de certeza, una ilusión de futuro a modo de sensata compensación.

[ix]Tema sobre el cual no hay suficiente acuerdo y no hay un manual. Es complejo porque hay supuestos que no reconocemos fácilmente (el hombre es bueno y malo), valores que podemos colocar en discusión, pero que muchas veces tampoco reconocemos. Cultura es la manera y la forma como se hacen las cosas. Toda organización social desarrolla una cultura y también permite distinguir a una organización de otra. Enseña las pautas básicas de conducirse y pensar.

[x]Ralph Dahrendorf, miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido, ex Rector de la London School of Economics y ex decano del St. Anthony's College de Oxford

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