viernes, octubre 27, 2006

Pensamientos y Reflexiones de Kant

La posibilidad de las matemáticas

La posibilidad de la matemática está basada en que el espacio y tiempo están en nosotros mismos como formas apriorísticas, porque la matemática sólo tiene que ver con definiciones de espacio y tiempo. Formulación de proposiciones de validez universal y necesaria sin recurrir a la experiencia y a base de la mera intuición interior del tiempo.

Conocimiento

Todo conocimiento comienza con la experiencia. Temporalmente toda experiencia precede a todo conocimiento. Pero esto no quiere decir que todo conocimiento se derive de la experiencia. Pudiera ser que lo que llamamos experiencia fuese, en sí, un compuesto; compuesto de las impresiones que llegan desde el exterior y de algo que agregamos nosotros mismos. Un análisis crítico debe aislar ambos factores. Hay que examinar si existe un algo que poseamos antes de toda experiencia, es decir, a priori. El conocimiento empírico se da siempre a posteriori.

Puro es un conocimiento a priori, cuando no aparece mezclado con nada empírico

Todo cambio debe tener una causa. Proposición es necesaria y universal, justamente por ello no puede proceder de la experiencia.

Juicios analíticos y sintéticos

Juicio es el enlace lógico entre un sujeto y un predicado. Analítico quiere decir disolvente, desmembrador. (la esfera es redonda). Estoy enunciando en el predicado algo que ya está contenido en la noción del sujeto.

Sintético quiere decir compendiador, vinculado. La esfera es dorada. Dorada procede de la experiencia. Puedo formular juicios sintéticos sólo a posteriori, derivados de la experiencia.

Trascendental: todo conocimiento que se ocupa no sólo de los objetos, sino de nuestro modo de conocer los objetos hasta donde ello pueda ser posible a priori.

Hay dos núcleos de conocimiento humano: la percepción sensible y la razón. Hay que analizar ambas para cerciorarse hasta que punto contienen en sí mismos elementos apriorísticos, pero investigando primero la percepción sensible, mediante de la cual se nos dan los objetos, y después la razón, a través de la cual son pensados.


Estética trascendental


Capacidad del conocimiento sensible. Sensibilidad es la facultad que tenemos de ser impresionados por algo que, desde fuera, actúa sobre nosotros. Los sentidos, y sólo ellos, nos proporcionan las percepciones, o sea, las representaciones inmediatas de cada objeto. Los sentidos sólo nos transmiten sensaciones que como tales únicamente proporcionan la materia prima para la representación: Hay todavía otra cosa en nosotros que ordena primero las sensaciones, haciéndolo de un modo muy peculiar: clasificándolas en unidades espaciales y temporales. Así, pues la representación aislada no es mera materia, sino materia y formada. Y ese algo en nosotros que efectúa esta ordenación no puede, a su vez, proceder de la sensación.

El espacio

No prescindir de la extensión en el espacio. La representación especial existe a priori. En consecuencia, el espacio no es otra cosa que la forma bajo la cual se nos dan todos los fenómenos de los sentidos exteriores. La representación espacial es rigurosamente universal y necesaria. El espacio es la pura forma intuitiva apriorística de nuestros sentidos exteriores.

El tiempo

El tiempo se nos da a priori, El tiempo es la pura forma de nuestro sentido interno, de la observación de nosotros mismos y de nuestros estados interiores. Los estados de ánimo transcurren en el tiempo. El tiempo es universal y necesario, es la forma dada a priori de nuestra percepción interna.

Tiene también realidad empírica, es decir, validez objetiva para todas las cosas consideradas como fenómenos (exteriores e interiores), y tiene idealidad trascendental, o sea, que no es propio de las cosas en sí.

El problema

Nada hay en el entendimiento que no hubiera estado previamente en los sentidos, salvo el entendimiento mismo.

Todo pensamiento y todos los conceptos sólo pueden referirse a aquellos objetos que nos son transmitidos mediante la percepción.

Conceptos sin percepciones quedan vacíos.

Así, pues, de los dos núcleos de nuestra capacidad cognoscitiva, el entendimiento el que siempre depende de la sensibilidad que proporciona el material perceptivo, impidiéndole que camine a ciegas en el vacío. Pero la sensibilidad depende exactamente en la misma manera del entendimiento. La sensibilidad nos suministra percepciones, es decir, sensaciones que están, por decirlo así, pre- ordenadas según formas apriorísticas de la sensibilidad que son el espacio y tiempo. Pero la mera percepción sin el entendimiento nos sería incomprensible, porque las percepciones sin conceptos son ciegas.

Así pues, la sensibilidad y el entendimiento cooperan en la gestación del conocimiento. Y así como dentro de la sensibilidad cuyas formas apriorísticas ordenan las sensaciones, también el entendimiento sigue ahora elaborando la materia prima que le es suministrado por la sensibilidad, elevándola a conceptos y concatenando éstos en juicios.

Toda creación de conceptos es un juicio.

Juzgar es asociación de contenidos o características, que es lo que estamos haciendo cuando formamos conceptos


Imperativo Categórico

La ley fundamental de la razón práctica (Kant) es la siguiente: obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda en todo tiempo valer para ti mismo, y a la vez, valer como principio de ley universal

¿Puedo desear que todos los hombres hagan de la mentira un principio?
¿Puedo desear que todos los hombres roben?

La ley de ética universal como imperativo categórico es algo que debemos seguirlo, si bien no estamos obligados de seguirlo.

¿Podemos siquiera seguir ese imperativo?

La existencia de tal imperativo en nosotros mismos sólo tiene sentido si tenemos la posibilidad de satisfacerlo, es decir, si estamos libres de seguirlo.

Este es el sentido de la frase “puedes, por que debes”.

En esta medida la razón práctica nos obliga a admitir como existente la libertad de la voluntad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Deberias leer mas la obra de Kant, esto esta emasiado mal y vagamente acotado..