
¿No le suena conocido esto para los últimos cuarenta años? ¿Se acuerda de los slogans de los ’60, ’70, ’80 y ’90?
Pero son mundos en que se naufraga una y otra vez, pero en el cual se comienza a pensar que eso no tiene por qué ser irracional ni fatal, es más, es un mundo en que se fracasa sin que ello signifique desestimar el sufrimiento trágico y también sobreviviente, - de hecho, pasa a ser prueba de fortaleza.
¿Cuántos han naufragado los últimos 40 años?
¿Cuántas instituciones han naufragado?
Por último, aparece sigilosamente escondido entre la épica y el naufragio el pícaro-picante, esos marginales que se apoyan en su astucia natural para sobrevivir, cínico, miserable, truhán, engañador de engañadores, buscón, reflejando ese inframundo regulado por el ardid y del que sólo cabe salvarse.
¿Le surgen algunos prohombres de nuestra sociedad?
¿Volveremos a tener una nueva épica?
Sugiero leer a Alfredo Jocelyn-Holt “Historia General de Chile”
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